Durante
los últimos años estamos asistiendo a a un incremento de la presión ejercida
por organizaciones solidarias con los animales, las cuales, de manera
justa, defienden su bienestar y luchan por poner fin
a las agresiones gratuitas contra ellos. Algunas de estas organizaciones
también cuestionan el uso de los animales para la investigación biomédica y llegan,
en algunos casos, a amenazar a los científicos implicados. Frente a esta
posición, los científicos, a través de la Confederación de Sociedades Científicas
Españolas (www.cosce.org),
hemos elaborado un documento que explica clara y exhaustivamente las razones
que justifican el uso de los animales en la investigación.
Gracias
a la experimentación animal para la biomedicina tenemos tratamientos efectivos para
muchas enfermedades graves, como la diabetes, el càncer, la enfermedad de de Parkinson
y desordenes respiratorios o cardíacos. La mayor parte de los medicamentos con los
que tratamos estas enfermedades y los que aplicaremos a aquellas que no tienen
cura actualmente, han sido desarrollados en animales.
Millones
de diabéticos se benefician en la actualidad de la insulina, pero anteriormente
estos enfermos morían jóvenes. Sin investigar con animales, ni el
descubrimiento de esta hormona ni de las terapias que la utilizan hubiesen sido
posibles. Además, los mismos animales también son beneficiarios de esta
investigación: los antibióticos y otros medicamentos dirigidos a enfermedades infecciosas,
como la leishmaniosis, también mejora su salud.
Al
contrario de lo que sucede en otros ámbitos de la utilización de los animales, en
la investigación su uso está estrictamente regulado. Son normas fundamentales
para nosotros el reemplazo progresivo de la experimentación animal por otras
alternativas, la reducción al máximo del número de animales utilizados y el
refinamiento de les técnicas para minimizar su sufrimiento. Desafortunadamente,
aun no es posible en muchos casos sustituir estos experimentos. Nuestros órganos
y tejidos son sistemas muy complejos que no se pueden modelizar todavía con un
ordenador o con un cultivo de células. Por ejemplo, nuestro cerebro tiene centenares
de millones de neuronas intrincadamente conectadas. Para entender enfermedades
como la esquizofrenia o el Alzheimer y desarrollar tratamientos eficaces, hemos
de necesariamente modelos animales. Los cerebros de éstos, aunque más simples, presentan
la misma estructura y bioquímica básica y nos permiten ensayar tratamientos que
posteriormente son efectivos en los humanos.
Es
hora de que como sociedad entendamos la necesidad de esta investigación y la
apoyemos. Sin ella, la salud y el bienestar de los humanos, y la de los mismos
animales, será sin duda peor.